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Efectivamente el estrés actúa como un agente extremadamente agresivo para nuestra dermis. Que los problemas en la piel se acentúen en los periodos de mayor trabajo, tensión y pocas horas de descanso no es una casualidad.
De hecho en vacaciones suele ser el momento del año que mejor aspecto tiene nuestra piel, siempre y cuando no hayamos cometido excesos como por ejemplo una intensa exposición solar.
La conexión entre el cuerpo y la mente ya no es solo una creencia oriental, sino que la medicina moderna está integrando en su praxis diaria este tipo de relaciones. En la actualidad se ha comprobado que muchas patologías cutáneas pueden estar influenciadas por factores psicológicos importantes.
En concreto el factor de estrés produce problemas en la piel graves como la deshidratación, falta de luminosidad, envejecimiento prematuro como las arrugas y flacidez, rojeces o alteraciones cutáneas como el acné.
Por lo que es importante que saquemos siempre un hueco en nuestro ajetreado día a día para cuidar nuestra piel, por muchas obligaciones que tengamos en casa o en la oficina es importante hacer este sobre esfuerzo, pues nuestro cuerpo y salud mental nos lo agradecerán.
Además es importante que cuando estemos realizando nuestros cuidados diarios, lo hagamos con delicadeza, olvidando las prisas y las preocupaciones rutinarias. Porque sí, está demostrado que un estado de relajación favorece notablemente la recepción de los tratamientos estéticos.
Este estado de relajación se puede obtener de muchas formas, una de las que os recomendamos en nuestro centro de belleza es recibiendo una sesión de masaje terapéutico realizado por una de nuestras profesionales.